El caso ITV y el curso sobre corrupción, tal para cual


Curso para directivos, según Goya.

El curso lo organiza la Escuela de Administración Pública de Cataluña, un órgano de la Generalidad de Cataluña. Se dirige a los altos cargos del gobierno autonómico. Está previsto para el mes de mayo. Se incluye en una línea llamada Soporte a políticas de Gobierno (sic, sin artículos), y se incluye entre los Cursos de Actualización - Profundizamiento - Estrategia, que bien podrían ser los cursos de actualización, especialización o de carácter estratégico. Pero si les gusta así, con mayúsculas, profundizamiento y guiones, así será. El código del curso es el 010015/2013-1.

El curso se titula Gestionar los riesgos de corrupción: una responsabilidad directiva. Excluye directamente a los alumnos que no sean directivos y repite la exclusión. En el folleto se anuncia que es el primer módulo de un itinerario para directivos (sic) que se titula Integridad y directivos públicos (sic), lo que parece un oxímoron. A mí se me ocurre un itinerario para directivos corruptos que va de la comisaría a la cárcel, pasando por el tribunal de turno, pero me da que no es éste el itinerario en que pensaba la ponente.

Porque, les aviso, el curso no va destinado a evitar la corrupción entre los altos cargos de la Administración Pública, sino que pretende evitar que los funcionarios y empleados públicos a su cargo vayan por mal camino. Sutil diferencia.

La finalidad de este curso, dice el panfleto, es sensibilizar a los directivos sobre la responsabilidad que tienen en relación con la integridad profesional de sus equipos de trabajo y sobre cómo su liderazgo y su actuación diaria contribuyen a conformar la ética institucional de las organizaciones para las cuáles trabajan.

La primera parte de la frase es muy clara: Vigila a tus empleados, no vayan a corromperse.

La segunda parte es la parte cómica del enunciado, la que dice que su liderazgo y su actuación diaria contribuyen a conformar la ética institucional de las organizaciones para las cuáles trabajan. Es decir, que el curso propone sistemas de control, supervisión y coacción para los empleados, pero considera que los directivos tienen suficiente con parecer honrados y es su imagen de cara a la galería la que realmente cuenta en el balance final.

Antes de proseguir, enumeren media docena de escándalos que salpiquen a la función pública catalana, pues el curso se da aquí, en Cataluña. Vengan, por ejemplo, Palau, ITV, Pretoria, Innova, el de la mafia rusa de Lloret, el del Ayuntamiento de Sabadell... ¿En cuántos de estos casos la corrupción nace entre los empleados públicos de a pie? ¿No nacen estos escándalos en la parta más alta del organigrama? ¿No son los amigos de ESADE, los mafiosos rusos, los apellidos ilustres del Partido, los que inician la podredumbre?

Cargos directivos y políticos y empresarios son el motor y forman el núcleo duro de la corrupción en Cataluña (y en España). Los empleados públicos son la mínima parte del problema; de hecho, son víctimas de la corrupción en la mayoría de los casos. Son ellos los que se ven desautorizados en una inspección, apartados cuando se niegan a otorgar una subvención, cuestionados cuando ponen en duda que tal cosa sea correcta... Algunas veces pierden su trabajo y en todas ven como los directivos cada vez son más y mejor pagados, y los empleados menos y en peor situación.

Un esfuerzo formativo para luchar contra la corrupción es una idiotez si no proporciona herramientas a los empleados públicos para luchar contra la corrupción de sus jefes. Es triste, pero es así. Ojalá fuera de otra manera.

Hablamos en abstracto, pero pongamos un ejemplo. Sea el caso ITV.

Como es un caso sub iudice, no podremos hablar de culpables, aunque nos resulte evidente que algunos lo son. Pero sí que podemos hablar de responsables del nacimiento, crecimiento y madurez de esta trama corrupta e inmoral. Un cargo público implica asumir responsabilidades, aunque nunca se asuman en la vida real. Pero me da que como ciudadano puedo exigirlas.

¿Quiénes son los personajes implicados en este caso?

Directivos implicados en la trama del caso ITV.

Me remito a la prensa, que ha mencionado a Oriol Pujol, que había sido secretario general de la Generalidad de Cataluña cuando mandaba su papá, que ostenta un altísimo cargo político en el Partido, que está a punto de ser imputado como parte fundamental de este escándalo por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Es el personaje más llamativo, pero hay más.

La prensa también menciona a Germà Gordó, hoy conseller de Justicia (sic) y otro pez gordo del Partido, que parece haber sido informado en todo momento del desarrollo de los negocios de don Oriol; Colet Petit, secretario general de la Generalidad de Cataluña, un tipo que ya había destacado en el caso de la renta mínima de inserción, un personaje carente de sensibilidad moral y social, a la luz de su comportamiento; Canós, que fue director general, que medió para que otros personajes atendieran a los empresarios tramposos para ver cómo se les podía ayudar; Tous, imputado ya en el caso, otro que fue director general, que hizo algo más que mediar; Masià, directora que sigue siendo de un ente público, el Institut Català d'Energia (ICAEN), a quien uno de los empresarios tramposos llamó una muy amiga mía, que concedió una subvención de 180.000 euros a una de las empresas que pretendía hacer trampas.

Todos estos personajes son cargos directivos de la Generalidad de Cataluña, cargos puestos a dedo por el Partido, políticos. No todos serán imputados o acusados durante la instrucción del caso, pero es obvio y notoriamente evidente que tienen una responsabilidad moral y política por favorecer los negocios sucios y fraudulentos de una trama corrupta, o por no hacer nada para evitar que se favoreciesen. La tienen.

Sólo al final de la trama aparece imputado un subdirector general, Masalles, funcionario de carrera, pero cargo directivo: subdirector general, ahí es nada. Éste se limitó a obedecer a sus superiores, que lo presionaron varios a la vez, amenazándole con quitarle el puesto por haber sido subdirector bajo el Tripartito y enviarlo de vuelta a Siberia, sin querer excusar con esta apreciación el error que cometió a sabiendas, voluntariamente. Su motivación parece bastante diferente a la del resto de los imputados.

El liderazgo y la actuación diaria de todas estas personas han contribuido a conformar la ética institucional de las organizaciones para las cuáles trabajan, que diría el curso. Según los ponentes del curso, los empleados a su cargo tendrían que actuar siguiendo su ejemplo. A Dios gracias, no es así, porque la mayoría de los empleados públicos son gente honrada. No así sus jefes, como se ve.

Los funcionarios y empleados públicos que trabajan o han trabajado a las órdenes de estos sinvergüenzas son también víctimas de este liderazgo tan ejemplar y sólo su desobediencia al mando nos ha librado de males mayores. Pero a muchos les ha costado el trabajo. Pregunten a los trabajadores del ICAEN, por ejemplo.

Volvamos al curso. Podemos imaginarlo, pero ¿cuál es su objetivo?

Será, y copio: Sensibilizarnos de que los valores éticos se construyen en la actividad diaria en cualquier entorno y ámbito en el cual nos movemos como profesionales del sector público. Pero, naturalmente, velando por, cito, la integridad profesional de nuestro equipo.

¡La integridad profesional de nuestro equipo...! Pero ¿cómo se asegura la integridad profesional de los jefes, de los directivos? Además, la integridad ¿no debería ser moral? En cualquier caso, ¿por qué integridad velará un jefe deshonesto y tramposo? ¡Ése es el problema al que se enfrentan docenas de empleados públicos cada día que pasa!

Eso nos lleva a otro objetivo del curso, pues el curso otra cosa no tendrá, pero objetivos tiene unos cuántos, media docena. Será, cito, Disponer de algunas herramientas contra la corrupción, mediante el diagnóstico de riesgos y la aplicación de planes de acción preventivos y contingentes.

Empleado público sometido a un plan de acción preventivo y contingente. El directivo aparece al fondo, leyendo la cartilla.

Volvamos a nuestro ejemplo. Si la señora Masià, directora del ICAEN, el señor secretario general Colet Petit o cualquier otro de los mencionados anteriormente amenazase con poner de patitas en la calle a cualquiera que se opusiese a sus órdenes, ¿estaría aplicando planes de acción preventivos y contingentes? ¿Qué valores éticos promocionaría? ¿Qué ejemplo estaría dando? ¿Acaso no lo tendría más fácil para hacer lo que le viniera en gana? ¿Eso es lo que enseñan en el curso? Pues ¡vamos bien!

Más. La ponente del curso será, según el panfleto, alguien de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC). Cuidado con la OAC, politizada y desprovista de medios eficaces.

En julio de 2010 publicó el (tristemente) famoso informe del caso Palau para poner punto final a una Comisión Parlamentaria del Parlamento de Cataluña.

Esta comisión ha sido uno de los momentos más vergonzantes de nuestro parlamento en los últimos años, y también de la OAC.

Pueden leer el informe aquí mismo, en:


El informe es un ejemplo de las limitaciones que padece la OAC. En las conclusiones del informe se dice, textualmente (traduzco): El conjunto de evidencias obtenidas en el transcurso de los trabajos de la Comisión de Investigación no permiten ni afirmar ni descartar, con la rotundidad jurídicamente exigible, que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) haya obtenido directamente financiación al margen de la ley, aprovechándose de la estructura del Palau de la Música.

Sólo queda añadir que en julio de 2012 el juez que instruye el caso Palau puso una fianza de 3,2 millones de euros a CDC, quedándose con la escritura de la sede central del partido como garantía. El embargo de la sede continúa. ¿Por qué?

Porque el juez considera sobradamente probado que CDC cobró las comisiones de marras. Queda por ver si tales comisiones son falta o delito, si son irregulares o ilegales, etcétera. Eso ya se decidirá en su momento, en los tribunales. Pero que CDC las cobró es tan cierto como que el mundo da vueltas, aunque la señora Masià no pudo afirmar ni descartar que las cobrara. Ahí queda eso.

¿He dicho la señora Masià? Les suena el nombre, ¿verdad? En julio de 2010, la señora María Teresa Masià Ayala era jefa del área de Universidades y Empresas Públicas, Fundaciones y Consorcios de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC). Cuando CiU regresó al gobierno de la Generalidad de Cataluña, la señora Masià fue nombrada directora del Institut Català d'Energia, ICAEN, aunque su currículum como abogada da a entender que de energía sabe más bien poco, y se nota. Véase su intervención en la sede del Parlamento de Cataluña para explicar el nuevo Plan de la Energía, que habla por sí sola.

Eso nos devuelve a nuestro ejemplo, el caso ITV, porque la señora Masià aparece varias veces en el sumario y en las conversaciones grabadas por la policía judicial. La prensa ha publicado parte de estas conversaciones y es evidente que colaboró para poner las cosas fáciles a los empresarios tramposos que venían de parte del señor Pujol. Si no colaboró activamente, engañó a todos haciéndolo ver. Pero ¿eso es suficiente para poder acusarla de un delito? Que lo decida el juez. Pero sí que es suficiente para censurar y cuestionar su comportamiento profesional y moral. Es una opinión personal, que mis lectores pueden no compartir. Por eso me remito a la prensa, para que juzguen ustedes mismos. Aquí tienen material para ello:


Etc. Sólo hay que buscar un poco por internet.

Vemos, una vez más, que el problema de la corrupción de la Administración Pública no está en los empleados públicos, sino en sus jefes. En el caso del ICAEN, su presencia en la trama ITV se debe al papel de la directora del instituto, no a las actuaciones de quienes trabajan a sus órdenes. Sobran los ejemplos.

Pero, insisto, el curso está pensado para personas como la señora Masià o los demás cargos que aparecen en la trama ITV, que pecaron de pensamiento, palabra, obra u omisión, según el caso. Aunque no hayan cometido un delito según la letra de la ley, son responsables últimos de haber puesto las cosas fáciles a unos delincuentes (todavía presuntos, que se dice). Si son ellos los alumnos de Gestionar los riesgos de corrupción: una responsabilidad directiva, ya me dirán, a la vista de lo antes expuesto, si el curso es un sinsentido o no lo es.

Un apunte, antes de terminar. El último objetivo de esta formación para directivos es Identificar en qué puede contribuir la Oficina Antifraude en el fortalecimiento de nuestra integridad. Me sale una respuesta desde muy adentro: en nada. Ahora mismo, en nada, lo siento. Cuando la OAC sea eficaz y políticamente neutra, cambiaré mi opinión.

En resumen, son cinco horas de un curso con dietas y gastos pagados para directivos y altos cargos catalanes, todos de la fila de CiU, que los imagino echando unas risas cada vez que la ética asome las narices.

¿Quieren hacerme caso? Tendrían que dar un curso de Cómo combatir la corrupción de mi jefe y echarlo a todos los empleados públicos, si quieren hacer limpieza. Sería mil veces más eficaz y mucho más interesante.

2 comentarios:

  1. Isidre Masalles fue desimputdo por auto del Magistrado del TSJC de 26 de junio de 2013.
    No estaria de más reproducirlo.

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